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lunes, septiembre 20, 2010

Feña



Carta entregada a mi hija con motivo de su graduación escolar en diciembre de 2009.


Hija :

Hoy se cumplen 14 años desde que te dejé por primera vez en las puertas del colegio. Con lágrimas en los ojos y con gran preocupación de qué pasaría con mi princesa. Preocupación que en todos estos años no ha dejado de estar presente.

Hoy me nace una nueva preocupación, se le viene otra vida a mi princesa y a mi me va a ser más difícil ayudarla, lo cual es duro para mi. Has crecido, crecido mucho desde ese puntito con rulos que traje por primera vez a este colegio, a esa mujercita (en realidad mujer, pero me cuesta decirlo) que me llevo hoy. Y eso es duro para un padre, es duro que sus hijos crezcan, especialmente que su princesa crezca. Uno como padre tiene sueños y espera ver reflejados esos sueños en los logros de sus hijos. Te veo bien, te veo segura, se que tus sueños son los correctos y que con tu inigualable esfuerzo lo vas a lograr. Eres una persona tremendamente certera y clara, te falta un poco de tino quizás (pero entre Z..... y B....., qué otra cosa se podría haber esperado).

No creas lo que tus ojos te dicen, solo te muestran limitaciones, mira con tu entendimiento, disfruta lo que ya sabes y hallarás tu manera de volar (Juan Salvador Gaviota).

En lo que viene no olvides tus orígenes, tus esfuerzos, tus apoyos. Algo que he aprendido a fuerza de porrazos es que la sangre es lo más importante, en los momentos que más lo necesitas sólo lo que está unido a sangre y fuego permanece y es indisoluble e incondicional.

No olvides que perdonar es lo divino y errar a veces suele ser humano y que nunca es bueno hacerse de enemigos que no estén a la altura del conflicto.

Nunca dejes atrás estos patios y estas salas, porque en ellos hay una parte de tu historia, una parte que grabada a fuego jamás dejará de conmoverte cada vez que pases por la calle y veas el CSPN. Los amigos que aquí hiciste y los no tan amigos, los que hoy están y los que ya no están, son los que con toda seguridad cuando se vean en la calle alguna vez en el futuro se fundirán en un gran abrazo o podrán tenderse una mano incondicional.

Estoy tremendamente orgulloso que mi princesa esté llegando a esta etapa, estoy también muy triste, porque eso me dice que me estoy poniendo viejo, pero espero con ansias las etapas que vienen. Las alegrías, los dolores, los llantos que nos deparará el futuro, ahí vamos a encontrarnos nuevamente.


Quiero agradecerte cada alegría, cada sonrisa, cada pena, cada lágrima, cada conversación y cada discusión y, especialmente cada caricia y cada beso, cada día y cada noche.

También quiero pedirte perdón por haber sido como soy, pero no se serlo de otra forma, por las veces que físicamente no estuve, por las veces que te fallé y por las que te fallaré en el futuro.

Finalmente quiero decirte hija mía que me siento tremendamente orgulloso de ti y que te amo muchísimo….


De Niña a Mujer

Eras niña de largos silencios
y ya me querías bien
tu mirada buscaba la mía,
jugabas a ser mujer.

Pocos años
ganados al tiempo
vestidos con otra piel
y mi vida que nada esperaba
también te quería bien

Extrañaba ya tanto
que al no verte a mi lado
ya soñaba con volverte a ver
y entre tanto te estaba inventando
de niña a mujer

y esa niña de largos silencios
volaba tan alto que,
mi mirada quería alcanzarla
y no la podía ver

La paraba en el tiempo pensando
que no debería crecer,
pero el tiempo me estaba engañando
mi niña se hacía mujer.


La quería ya tanto que al partir de mi lado
ya sabía que la iba que la iba a perder
y es que el alma le estaba cambiando
de niña a mujer.

La quería ya tanto que al partir de mi lado
ya sabía que la iba que la iba a perder
y es que el alma le estaba cambiando
de niña a mujer.

Juan Carlos Calderón..


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