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martes, agosto 31, 2010

Los Amantes



Aprovechando una de esas escasas oportunidades que les da el enorme tráfago de sus vidas, acuerdan con simples vocablos y muchos códigos desarrollados por los años de relación, ese tan ansiado encuentro.
Se dirigen con cautela a ese lugar, que sólo ellos conocen, aquel lugar que los acoge en silente y plácida complicidad. Aquel lugar que han transformado en su fiel guarida.
Cuando el anhelado encuentro se produce, ambos amantes se funden en el más profundo, deseado y esperado de los besos, sus cuerpos con nervios y ansiedad se van fundiendo en el complejo de sus deseos, muchas veces largamente postergados. Se poseen mutuamente, en una armonía sinfónica, que solo le logra con la comunión de sus amores y sus constantes y fugaces encuentros. Se tocan, se besan, se huelen, se aman, se esperan, se desean.
Con la fuerza y entereza que mutuamente se entregaron, comienza la peor de las ceremonias, la agria, incierta, dolorosa y despiadada despedida de los amantes. Saben que será un hasta pronto, y es esa ilusión la les los mantendrá vivos, hasta que nuevamente se produzca el milagro de un señero reencuentro.