Quizás nunca podremos evitar que en nuestro camino aparezcan las espinas que tanto daño nos hacen. Debemos aprender a convivir con ellas, a esquivarlas, a vestir nuestras armaduras cada vez que sean sembradas, a pisarlas sin que nos dañen. De otra forma nos impedirán avanzar hacia las praderas que hemos eternamente soñado y validaremos el accionar de los que sobran.
Te invito a alcanzar esas praderas, en vuelo firme y rasante, "compartiendo el peso en nuestras alas". Sin duda el rebaño sabrá llegar a las veranadas que les heredemos.